“En mi principio está mi fin”,
T.S. Eliot, Four Quartets.
Si se me permite un tono estoicamente afirmativo, no dudaría en decir que la premisa más real es la siguiente: todo es falso. Pero, aún así, no podemos negar su materialidad. Hay que hacernos conscientes de ello. Estamos coronados en una torre de Babel. Nuestra Babel es la propia edificación del consenso humano, desarrollado bajo los cimientes mismos de la nada. No estoy planteando, con lo antedicho, una exégesis del troglodita ni una veneración existencialista.
Si el hombre informatizado de hoy día entra en razón (oh, paradoja franfurktiana de la irracionalidad de la razón), si se embebe del conocimiento de sus propias entrañas –esto es, ni más ni menos, un escudriñamiento, o mejor dicho, una conciencia del propio origen-, no tiene por qué creer, por ejemplo, que ésta pared es una frontera entre mi parcela y la de el vecino. El hecho es que la razón, con su fárrago indecoroso, conllevó al sujeto mismo a la situación del desasosiego que lo caracteriza.
Aún así, no pueden derruirse los pilares ya construidos de Babel. Sería un ataque mismo al hombre. Solamente se le pide que comprenda que no está en el plácido sitio a donde la gravedad lo arroja, sino en el ingrávido transitar sobre la cornisa de una torre, cuyos materiales mismos son la nada.
La nada es el lenguaje. La nada es la convención. Pero esta nada vivifica nuestra vida, o al menos la dilata, la extiende. Toda simplificación del mundo es angulosa. ¿Pero qué existe sin ella?
¿Atentar contra el hombre mismo? No. Simplemente, aplicar una inyección de verdadera razón. Esto quiere decir, que se comprenda dónde estamos caminando y que se recuerde de dónde surgió el cemento que nos sostiene.
¿De dónde? De la nada. ¿Qué sería el hombre sin la nada? No se trata de que el hombre se desespere aún más. La nada no es evasión. Es realidad. La realidad más real, si se quiere forzar aún más el lenguaje. La nada es el material original del hombre. Pero se trata de que la cura de sus problemas (la nada) no termine por conllevarlo a la obnubilación.
Por otra parte, existe algo inercial en ese todo. Porque no puedo resistirme a que el muro divida mi casa de la del vecino. O no puedo resistirme a que el capitalismo se desarrolle y extienda. ¿Qué hacer frente a eso?
Simplemente, repensar el presente del sujeto y recordar el pasado del sujeto (si bien mítico, el momento de su nacimiento, por cierto, indefinible). Babel no comenzó, quizás, nunca. Sólo existió. Pero el hombre continúa agregando cal y arena, y el hombre se pierde allá arriba. Que siga construyendo, pero considerando la piedra fundamental: la nada misma, el hombre mismo, el ser en su esencia misma.
Y, por supuesto, en su fin está su principio.
8 Comments:
tenés razón, y adhiero completamente. Deberíamos fundar el "nadismo" o algo así, y establecer su manifiesto. ¿Dale?
Guacho, el sábado es mi cumpleee! no faltés puto ehh jeje... un abrazooo!!
The chabín bis
O, como diría Dr House, "everybody lies" (y perdón por bajarte el texto a esto, pero...) ¿Y no sería todo es ocultamiento, todo es falsa (conciencia) o muy materialista? Beso y buen blog, eh
lei el artículo, impecablemente escrito, sin embargo disiento con el contenido, si lo comprendi bien espero puedas leer una respuesta que subi en mi blog, quizas sea interesante, un abrazo
lei, tocas un tema interesante, disiento con el contenido, me gustaria que leas una respuesta que publique en mi blog, un abrazo
lei tu articulo, tocas un tema interesante, escribi una respuesta en mi blog que me gustaria que leas, disiento con el contenido
lei y escribi una respuesta en mi blog, espero que pases
http://poesiasnob.blogspot.com/2007/08/sobre-un-artculo-de-martin-erro-del.html
=)
Derian y José: Gracias por la respuesta y por el trabajo de escribir el artículo. Lo voy a leer con atención y a comentarlo. Muchas gracias.
C.E: Aguante Dr House. Grazzie. Nos vemos.
Un abrazo!
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